Pasó la navidad y digo con Jorge Amado en «Gabriela» : «todo lo bueno como lo malo pasa». ¿Qué pasó de bueno? La gente reunida en familia , congregados frente a la cocina en la casa montañera, atizando con la «china» el fogón de leña y revolcando en la ceniza los pedazos de carne, las papas, las arepas redondas envueltas en hojas de plátanos y otras que llaman arepas de maíz pelado.
Entretanto disfrutando de la natilla, los buñuelos, el arequipe de arroz molido, el tembleque de naranja y los tragos de aguardiente al son de la música de los 50 de Joselito. ¿Y el Niño Jesús? El Rey está ahí en cinco pesebres miniaturas sobre los estantes de madera labrada o en la mesita de centro de la sala.
En la Iglesia hay un pesebre gigante y ví dos arreglos navideños con el NiñoJesús uno en la calle y otro en el patio externo de una casa. Hace años tomé fotografías a más de ochenta arbolitos de navidad, hoy veo muy pocos. Igualmente veo pocos alumbrados en las casas.
¿Lo malo? He contado tres riñas, en una de ellas le pasaron el pulmón de un navajazo a un joven y en otra una de las niñas bonitas del poblado «arañó» con el pico de una botella la cara de su enamorado, en la tercera pelea tres viejos se dieron palmadas en la cara sin más motivos que el de estar borrachos.
Me gustó del día de la navidad ver a los niños del pueblo haciendo fila para recibir los regalos de la municipalidad y más gocé al día siguiente viendo a Geminis con su»traído» del niño: una bicicleta Pinsky.
Todos ahora están de regresopara la ciudad, van nuevamente para el trabajo, a esperar el próximo fin de semana, para volver al pueblo y celebrar el fin del año.
Debemos dar gracias Dios por los bienes que nos deparó y elevar plegarias por todos los que sufren en un final de año pasado por agua, en inundaciones diluvianas que han acrecentado la pobreza.
Todo el día el cielo por estos lares ha estado encapotado y mi distracción de ir a caminar por senderos montañosos la he tenido que posponer. A lo lejos por tierras de Amagá y Fredonia veo también el cielo negro .
Desde mi balcón tengo la fortuna de tener en la lejanía, a todo el frente a Cerro Bravo y más allá la cuchilla del Cerro Combia, en una de cuyas laderas esta Fredonia.
También veo desde mi balcón una gallero «aporreando» gallos, es decir picándolos o entrenándolos para la pelea. Dejo de escribir y me voy de curioso a mirar como es el asunto, tomaré unas cuantas fotos para compartirlas y mostrar como es la vida en esta tierras.