Medellín, 14 de noviembre de 2010 En este pesado invierno a veces para de llover y dan ganas de salir por las húmedas calles del barrio, me sorprendió el verde intenso del carbonero, y la fragancia de las flores. Se ve toda la flora en su explendor. Llamó mi atención al caer de la tarde en el primer parque de Laureles, millares de golondrinas migratorias preparándose para pasar la noche en los altos árboles y ver como desalojaban a los azulejos, petirrojos, cucaracheros, tórtolas, en fin, a todas aquellas pequeñas aves que nos son tan comunes. Las cotorras furiosas chillaban por el desalojo y daba gusto verlas volar hacia los almendros, donde seguramente más tarde serían acosadas por los murciélagos, pues son éstos otros deliciosos vecinos nuestros.
Las flores y las plantas:
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